En mi opinión, no hay mejor época para visitar esta romántica ciudad, que durante los Carnavales. La ciudad se llena de magia, transportándote a otros tiempos. En mi caso, coincidía con el puente de la cincomarzada en Zaragoza, así que fue el momento ideal. Me sorprendieron dos cosas que no esperaba: los precios (rebuscando por internet termino siendo un viaje realmente barato) y el tipo de turismo (mayoritariamente italiano). Pensé que sería un viaje desorbitado, dado que íbamos en plenas fiestas y que encontraríamos gente de todo el mundo, pero nos rompió esquemas, lo cual me alegró. Esta es la imagen que yo me llevé de mis días allí:

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pareja

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En el famoso cafe Florián de la plaza San Marcos, los trajes de época se lucían mejor que en ningún lugar. Era el escaparte perfecto de increíbles personajes.

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Sin embargo, al final de la tarde y sobretodo por la noche, empezaban a aparecer otro tipo de disfraces, más comunes para nosotros. Disfraces originales y divertidos que te sacaban una sonrisa, sobretodo, porque solían ir acompañados de alguna actuación improvisada, interpretando sus papeles por las calles.

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Se me quedaron muy grabadas las cartas del «Quien es quien» andantes, perfectamente caracterizadas de los personajes del juego.

Cuando decidimos coger hotel, pensamos dos opciones, céntrico, aunque más viejo; o más actualizado, pero en las afueras. Acertamos al decidir coger el céntrico (pensamos que lo suyo en carnavales era estar en el meollo de la cuestión), pues desde nuestra terracita contemplábamos todo el tiempo charangas, grupos de paseantes disfrazados…

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Además de descubrir el Carnaval, también visitamos la ciudad. Algunos de los sitios que consideramos que hay que visitar son:

– Palacio Ducale (Lugar para dedicarle un buen rato. Su interior es impresionante, su patio, sus salones, decoraciones ostentosas y otros rincones que esconde… Además pasas por dentro del famoso «Puente de los suspiros«, a través del cual llegas a los calabozos del palacio). También se visitan las salas de juicios, una enorme colección de armas de diferentes épocas…

palacio Ducal

– Basilica de San Marcos (subir a la parte de arriba, desde donde se tienen buenas vistas de la plaza y sus alrededores, así como de todos los personajes que esos días rondan por ella. En la plaza de San Marcos, suele haber desfiles o actividades carnavalescas. Es el lugar idóneo para fotografiarse con los mejores trajes de carnaval)

– Puente de Rialto (Es bonito ver el contraste entre el día y la noche. Por la noche tiene mucho encanto)

de noche

– El ghetto (una Venecia diferente, donde fueron aislaron los judíos. Todavía algunos siguen viviendo allí) y su sinagoga. Coge de paso hacia el embarcadero donde se coge el vaporetto de Burano.

– La Ca’ d’Oro  y el palazzo contarini del bovolo (el primero es un museo. Aunque nosotros solo los vimos por fuera. El segundo, una torre en forma de esprial con una escalera de caracol. Su arquitectura se merece dar un paseo para verlos)

– Además de dejarse perder por las callejas estrechas y los canales de la ciudad, sin saber destino, disfrutando de los paseos en góndolas ajenos, los músicos callejeros, los disfraces, las plazoletas con sus pequeños escenarios y puestos…

Gondolero

góndolas

Gondolero2

* Importante: la tarjeta Venice Card puede resultar bastante útil para descuentos y transportes.

Después de disfrutar del carnaval y visitar unos cuantos rincones de Venecia, creímos acertadamente que sería interesante conocer Burano. La mayoría de la gente visita Murano, conocida por sus cristales, pero habíamos oído hablar del colorido de Burano. No nos defraudó. Es el lugar ideal para probar el Spritz con un aperitivo mientras el sol te da en la cara sentado en una pequeña terraza.

burano de colores

Para llegar a ella cogimos un vaporetto que te lleva en 20minutos.

callejon

burano azul

bruano blanco y negro

Nosotros visitamos este rincón de Italia en tan solo tres días. Seguro que nos dejamos mucho por ver, pero pudimos celebrar su fiesta nocturna de Carnaval por las estrechas calles, llenas de ambiente, música, comida y mucha mucha diversión. Así es como conocimos esta ciudad, donde lo viejo se convierte en enigmático y la humedad y los callejoness escondidos dan a la ciudad su encanto.

barrio judio

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